miércoles, 13 de marzo de 2019

¿Todos los problemas tienen solución?





Adrián Paenza es un periodista, matemático y profesor de matemáticas Argentino por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) también conductor de su propio programa educativo de TV transmitido por canal encuentro “Alterados por pi”

En la clase de Proyecto de Investigación vimos “El placer de tener un problema no resuelto en la cabeza”, un charla TED en la cual Adrián Paenza habla sobre una variedad de temas, todos relacionados y entrelazados entre sí. Sus planteos abarcan desde lo que significa tener poder de conocimiento y a su vez ejercer ese poder sobre otras personas hasta el rol fundamental de la escuela como agente socializador, de los problemas que se le propone analizar a los estudiantes en las escuelas y hace su gran diferenciación sobre los que se plantea la ciencia y da un mensaje también muy fundamental a todas las personas: no debemos callarnos nada, si uno no sabe la solución a un problema no hay que desalentarse sino animarse a poder decir que uno no sabe la respuesta a esa pregunta por mas que la pensó por mucho tiempo.

En primer lugar, lo que habla y da a entender Adrián Paenza es de cómo las personas se abusan del poder de conocimiento que ellas mismas poseen sobre otras personas. Da ejemplos de cómo nos reímos cuando otra persona se confunde al hablar, cuando no sabe una palabra o cuando simplemente no entiende lo que le estamos diciendo. Generalmente nosotros nos tendemos a reir de ese desconocimiento del otro, nos posicionamos entonces en un lugar de más poder. Sin embargo algo que Paenza dice que es importante destacar es que si a nosotros nos preguntaran si nos reiriamos del otro si se confunde, automáticamente respondemos que no por respeto a la otro persona. Todos sabemos que esta mal reirse de la persona que se confunde o que no sabe algo, sin embargo en el momento que sucede lo hacemos y ya, dejamos de lado ese respeto que conscientemente le tenemos al otro.

En segundo lugar, también trata el gran tema de la charla qué son los problemas. Para la mayoría de nosotros, existe una solución a cada problema (por eso lo celebre frase “no te hagas problema, todo se soluciona o todo tiene solución”). No obstante el deja claro desde su lugar de científico que hay ciertos problemas que no pueden ser resueltos. Para dar ejemplos concretos, él hace una diferencia entre los problemas planteados por la escuela y los problemas que se plantea la ciencia. En la escuela a los chicos se la dan problemas que ellos mismos saben que tienen solución, y que esa solución la tienen ya sea los profesores o los libros. Entonces ellos están contenidos, aunque no sepan la respuesta saben que la hay, por más de que no puedan responder una pregunta en el examen saben que aunque no recuerden cual es la respuesta, la solucion esta, existe. Por lo contrario, los científicos que se plantean problemas saben que puede ser una posibilidad que partiendo una pregunta no lleguen a ninguna conclusión y que por ende, deban volver sobre sus pasos para retomar otro camino que los lleve a resolver el problema. Así pueden estar meses, años hasta que finalmente encuentran la solución (o no). Entonces recién en ese momento los científicos publican la respuesta a su problema, aunque sin detallar todos los caminos erróneos que siguieron, todas las pistas que los llevaron a soluciones incorrectas.


A pesar de que Adrián Paenza habla sobre la escuela y dice que allí a los alumnos se les plantean problemas con soluciones definidas y que se nos dan respuestas a preguntas que todavía no nos hicimos, habla a su vez sobre lo que nos aporta el colegio como agente socializador. Él dice que además de aportarnos valores tales como la solidaridad y de proveernos de una estructura, en el colegio uno aprende a "frustrarse". En su discurso el trata de alentar a las personas a decir en voz alta que no saben algo, no hay ningún problema en, como dice él, mostrarse falibles, en decir “no entiendo” o “no me sale”. No debemos sentirnos avergonzados si no sabemos la respuesta a algo, sino atrevernos a decirlo.